Las salasacas rescatan sus historias
Hace 37 meses
Redacción Sierra Centro
En Salasaca, las mujeres hilan la lana de borrego por los caminos de tierra. En su caminar cuentan sus historias a sus hijos: Un cóndor sobrevolaba las faldas del volcán Tungurahua. Entonces, vio caminando por las montañas a una hermosa joven. Le arrebató de la Tierra y lunas más tarde nació el primer salasaca.
Van vestidas con anaco, blusa negra y sombrero verde o café. Llevan alpargatas y una bayeta (chal) rosada, lila o también verde. En sus espaldas algunas cargan a su bebé o el alimento de sus animales. Otras arrean un rebaño de ovejas.
Más encuentros
Las mujeres salasacas reconocieron a las líderes de su comunidad : Sonia Masaquiza, primera presidenta de la Junta Parroquial; Carmen Jerez, actual gobernadora de la comunidad; y Miriam Masaquiza, representante de la Fenocin.
El próximo taller se reali-
zará en Chibuleo. El sábado
pasado se efectuó en Pilahuín, oriente de Ambato.
Según Tania Navarrete, directora regional del Ministerio de Cultura, con los resultados de estos talleres se estudia la edición de un libro.Los más pequeños escuchan las leyendas y ellas siguen narrando en su andar. Se cree que en las orillas del río Pachanlica existen los uneguilles, bebés abandonados por sus madres, que la buscan durante las noches de Luna llena... muchos afirman que los han visto.
Todas llevan siempre la madeja de lana de borrego en sus manos, que está colocada en un palo largo y delgado y protegida con un pañuelo rojo. Rosario Chango dice que hilan desde los 12 años. Es una de las principales tareas que aprendemos en la comunidad, además de la crianza de los hijos y la conservación de las tradiciones, comentoChango en el taller Relatos de los pueblos indígenas desde las memorias femeninas, realizado la semana pasada en la Casa Comunal de la población.
Esta comunidad indígena de la provincia de Tungurahua está ubicada a 20 minutos de Ambato. Ahí las calles son angostas y de tierra. Las casas de adobe y tejas rojas están distanciadas por pocos metros; se ven separadas por cercas de grandes pencos, originarios de la zona con clima seco.
Chango, junto con otras 59 mujeres salasacas, asistió al taller organizado por Verónica Morales con el apoyo de la Dirección Regional del Ministerio de Cultura. El objetivo fue rescatar la labor de la mujer como recopiladora de historias. Los encuentros pretenden obtener información actual desde una visión femenina, dijo Morales.
Los talleres se están realizando en los cuatro pueblos indígenas de la provincia: Quisapincha, Salasaca, Chibuleo y Pilahuín.
El hilado es una de las principales responsabilidades que tienen las salasacas, pero no es la única. El pasado martes, Chango (39) se levantó a las 05:00. Preparó el desayuno para sus dos hijos y su esposo. Luego dio de comer a sus dos vacas y a su chancho. Cuando ya clareó fue a cosechar maíz y luego cocinó el almuerzo. A las 10:00 estuvo en el taller, siempre con su hilado.
Esta comunidad es reconocida por sus artesanías, especialmente por sus tejidos. Pero también porque confeccionan toda su vestimenta.
El encuentro se dividió en cinco temas: artesanías, familia, liderazgo, agricultura y fiestas. Se formaron grupos y se debía contar cómo participa la mujer en estos espacios.
Roberta Chagilla dirigía el grupo de la familia. Ella tiene 40 años y luce su cabello largo y lacio recogido en una cola, típico de las salasacas. Para ella, la familia es el pilar de la sociedad y las mujeres son su eje.
Los hombres de la población se dedican a la agricultura y al tejido. Aunque en la actualidad trabajan como albañiles en las ciudades cercanas. Por eso la mujer dirige la casa. Cocinamos, limpiamos, cuidamos a los animales, cosechamos, hilamos, tejemos y, claro, guardamos las historias como base de nuestra identidad.
Rosa Casco tiene 24 años. Ella guió la mesa de liderazgo motivando la participación de sus compañeras. Les recordó que únicamente desde el 2000 las mujeres participan en la organización política y cultural de la comunidad. Pero afirmó que han contribuido siempre.
El taller duró hasta pasado el mediodía y muchas de las asistentes por primera vez asumían la importancia de sus actividades. Chango arregló su cabello y agarró su hilar. La vida continúa en Salasaca y muchas historias aún no son contadas, dijo mientras hilaba.
Punto de vista
Conservamos las fiestas
Rebeca Masaquiza/ 40 años
Otro aspecto importante en la cultura salasaca son las fiestas. Aquí la principal es la de los caporales, en febrero. En ella participan todos los integrantes de la comunidad, más de 500 personas. Las mujeres cocinamos para todos, lo hacemos entre 15 madres, hijas, vecinas. Unas pelan los granos, otras cortan las papas y otras asan la carne.
Además, también desfilamos y bailamos. Por lo general salimos como doñas, personaje que antiguamente interpretaban los hombres; ahora ya no quieren. Salimos nosotras, especialmente las más jóvenes. Nuestras fiestas son tradicionales y muy importantes; los y las salasacas siempre buscamos conservarlas.